Hola y bienvenid@s a una semana especial porque vamos a celebrar el Día del Libro de una forma diferente, ¡en nuestras manos está que sea memorable! Esta entrada especial iba a ser solo una, el día 23 de abril, pero como me pasa muchas veces, me lío, y a mi vez he liado a siete maravillosas autoras que han dedicado un poco de su precioso tiempo en participar en esto.
Os cuento, durante siete días iré publicando el relato o escena que hayan escrito siete autoras españolas. Esos relatos están protagonizados por sus personajes y tienen en común su interacción durante el día del libro.
La primera en inaugurar esta sección que, si os gusta, espero hacerla tradición, es Esmerala Romero. Hace muy poquito días, el pasado 8 de abril, salía a la venta su primer libro, Una vuelta más al sol, donde nos cuenta la historia de Liv, una joven luchadora que tiene que sobreponerse a las adversidades que le ocurren si quiere volver a vivir plenamente; en ese viaje la acompaña su fiel amiga, Sam, protagonista de la propia presentación del libro en La autora presenta y también protagonista de esta escena.
De hecho, en el directo de presentación de la novela, muchas de vosotras reclamábais su propio libro y aquí deja alguna que otra pista, y no puedo decir más. Un día del libro es Nueva York, un buen plan para hoy, ¿no?
«Llevo toda la semana visitando
librerías y no he encontrado lo que estaba buscando. Por suerte, recordé que Daniel
mencionó en una ocasión que conocía una librería de segunda mano en la que
podías encontrar cualquier cosa y le pregunté. Hemos quedado en la puerta ya
que él venía directamente del hospital tras salir de guardia.
Salgo de casa y tras avanzar por la
calle 84, giro de nuevo y enfilo la calle Broadway como me ha indicado. No
esperaba que la tienda estuviera tan cerca de casa.
—¿Se
te han pegado las sábanas, Samantha? —pregunta desde la puerta del
establecimiento cuando me ve aparecer.
—Te
traigo café, camarero, así que no te quejes tanto —digo entregándole uno de los
vasos de cartón que llevo en la mano—. Tu novia te diría que seguro que los
tuyos son mejores, pero yo te diré que dado que te sale gratis no protestes.
Suelta
una carcajada y yo me uno. Desde que empezó a salir con mi mejor amiga nuestros
piques siempre han sido constantes.
—Anda,
dame un abrazo que llevo sin verte desde que volviste de Boston. —Me acerco y
abrazo al que a día de hoy es mi mejor amigo—. Explícame qué es eso del Día del
libro porque llevo toda mi vida viviendo en Nueva York y es la primera vez que
lo oigo.
—En
Nueva York algún año se ha hecho algún festival o celebración intentado emular
a cómo celebran el 23 de abril en Europa, pero no tuvo mucho éxito y dejaron de
celebrarlo —explico mientras entramos en la librería—. Nosotras nos enteramos
de la festividad por Amy, la hija de Joseph, mi portero. Hizo un viaje a España
y cuando visitó Barcelona allí estaban celebrando Sant Jordi y nos contó
en qué consistía. La gente compra un libro y una rosa a sus seres queridos y se
los entrega ese día. Nos encantó y decidimos que desde entonces lo celebraríamos.
Ya es el tercer año que lo hacemos. Y aquí estamos, día 23 por la mañana y no
he conseguido encontrar nada.
—Dime
lo que estamos buscando y te ayudo —propone mi amigo.
—Una
edición del libro de Peter Pan —respondo sonriendo.
—Debería
de haberlo imaginado. ¿Cuántas tiene ya?
—Nunca
son suficientes. Este año me gustaría encontrar una ilustrada. A ver si tenemos
suerte.
—Me
queda claro que tú siempre la regalas ediciones de Peter Pan. ¿Qué libros te
regala ella a ti?
—Te
vas a reír, camarero. Ya sabes lo insistente que es Liv con que debería luchar
por mi sueño y continuar con la música y los motivos por los que no lo hago. Tu
novia decidió que esta festividad era el momento perfecto para comenzar con lo
que ella denomina «sus indirectas». El primer año me regaló un libro llamado Lucha
por tu sueño. Las diez claves para convertirte en la persona que siempre has
deseado ser —Oigo como mi amigo se ríe—, el año pasado le tocó el turno a Soy
la dueña de mi propio destino, ahí estuvo rápida porque siempre le digo que
creo en el destino y aprovechó esa baza, y este año no sé qué tocará.
—Mi
chica nunca ha sido muy sutil —añade todavía riéndose de los títulos de los
libros—. Mira, debajo de la escalera están los clásicos infantiles, igual ahí
tenemos suerte, demos una vuelta y si no lo encontramos preguntamos al dueño.
Caminamos
por la librería y me sorprende la cantidad de libros que envuelven sus paredes.
Como ya me advirtió Daniel, cada metro cuadrado de la tienda está cubierta por
ejemplares. Desde pequeña siempre he adorado leer, y compartía libros con Liv
que luego comentábamos tumbadas en su dormitorio. Ahora desgraciadamente, por
falta de tiempo, me tengo que limitar a leer mis libros de Derecho, y los
dosieres de los casos en los que mi padre me deja colaborar.
—Creo
que tengo algo —dice mi amigo prácticamente tumbado en el suelo tirando del
tomo de un libro—. Mira.
Agarro
el ejemplar que me pasa y me emociono al verlo. Es una edición ilustrada de
tapa dura. La cubierta es de color verde oliva y en ella en color oro se puede
ver el dibujo de un joven Peter tocando una flauta rodeado de sirenas. El lomo
está en perfecto estado, lo abro para verlo por dentro. En la primera página
encuentro una dedicatoria de sus anteriores dueños.
—Querida
amiga, espero que Peter y Wendy te acompañen a Nunca Jamás donde todos los
sueños pueden hacerse realidad —leo en voz alta.
—¿Te
has fijado en la firma? —pregunta Daniel sorprendido.
—Sí,
qué fuerte, si no fuera porque al lado aparece 1914, diría que lo he escrito
yo. ¡Es una primera edición!
—No
grites tanto no vaya a ser que el dueño no se haya dado cuenta y luego nos suba
el precio —bromea.
Nos
acercamos a la caja, pago el libro y nos dirigimos de nuevo a la salida.
—Ahora
solo falta la rosa, ¿alguna sugerencia?
—Conozco
el sitio perfecto cerca del hospital. ¿Te apetece dar un paseo?
—Ay,
camarero, reconócelo, te encanta pasar tiempo conmigo.
Mi
amigo se ríe y me da un empujón como respuesta. Ponemos rumbo a la floristería
y atravesamos Central Park
—¿Qué
llevas ahí? —pregunto fijándome en que él también ha comprado un libro en la
librería.
Lo
saca de la bolsa y me lo muestra. Es una edición antigua de cuentos infantiles.
—Cuando
era pequeño teníamos uno igual y mis padres siempre me leían uno antes de
dormir. Tras fallecer mi padre y mudarnos de casa no volví a verlo, debió de
perderse durante la mudanza. He pensado que a mi madre le haría ilusión tenerlo
de nuevo —confiesa pasando sus manos por las tapas.
—Estoy
seguro de que le encantará y así podrá leérselos a sus nietos.
—Alto
ahí, no corras tanto —responde escandalizado.
—Qué
fácil es alterarte. —Río.
—Me
comentó Liv que antes de que empezaras la Escuela de Leyes y que a ella le
pasara lo que le pasó, leíais mucho e intercambiabais novelas —Asiento—. ¿Cuál
es tu género favorito?
—Sin
lugar a dudas la romántica. Me encanta leer historias de amor e imaginar que
algo así puede sucederme a mí. Aunque luego vuelvo al mundo real y me doy
cuenta de que eso nunca sucederá.
—Eso
no lo sabes —responde mi amigo sonriendo y sé que está pensando en Liv y en lo
mucho que la quiere.
—Vosotros
sois la excepción, Daniel. Estáis hechos el uno para el otro. Eso es muy
difícil de encontrar. De hecho, ahora que lo pienso, alguien debería de
escribir vuestra historia.
—Algún
día recordarás esta conversación y verás lo equivocada que estabas. Seguro que
cuando menos te lo esperes alguien aparecerá.
—Te
estás poniendo sensible, camarero. Será mejor que cambiemos de tema —bromeo y
él sonríe.
Salimos
de Central Park y continuamos por las calles de la ciudad. Debe de faltar poco
porque Daniel va fijándose en los letreros para asegurarse de no perderse.
—Aquí
es —indica mientras se adentra en una floristería que hace esquina.
—He
pasado por aquí mil veces con Liv y nunca me había fijado en esta tienda —explico
mientras admiro la multitud de flores que nos rodean.
—Déjame
que adivine a dónde ibais —bromea y mira al Starbucks que está en la calle de
enfrente.
—Culpables.
Tras
comprar nuestras rosas nos dirigimos a la salida y nos despedimos.
—Feliz
día del libro, Sam.
—Feliz
día del libro, Daniel.»
¿Qué os ha parecido? ¿Cuánto os habéis ya enamorado de Daniel? ¿Por dónde creéis que irá la historia de Sam? Si aún no has leído Una vuelta más al sol, no te la pierdas!!
Muchas gracias, Esmeralda Romero ;)
Me encanta Daniel. Quiero el libro de Sam yaaaa.
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