Palabras que caen como la lluvia, Caroline March

jueves, 9 de mayo de 2019

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Título: Palabras que caen como la lluvia
Autora: Caroline March
Género: romántica contemporánea
Editorial: Esencia
Sinopsis:
Livia tenía todo lo que siempre había deseado: un futuro profesional prometedor y el amor del hombre que la había llevado a lo más alto de su carrera deportiva. Pero cuando descubrió la dolorosa verdad que tan bien le habían ocultado y dejó de oír el rumor de aquellas olas que siempre le habían susurrado respuestas, lo abandonó todo.
Seis años después regresa a su refugio a orillas del mar Cantábrico, cargada con una mochila repleta de desilusiones y con un único objetivo: prepararse mentalmente para la prueba que la espera al final del verano.
Sin embargo, allí se topa con la desagradable sorpresa de tener que compartir apartamento con un hombre que despierta en ella emociones encontradas, alguien que la obligará a preguntarse si se puede amar a dos personas sin terminar herida. Él será quien la empuje a enfrentarse a lo que más teme: ella misma.
¿Volverá a ser Livia aquella persona valiente y sin miedo a nada?

Lo ha vuelto a hacer, Caroline me ha mantenido pegada a las páginas de esta historia en un absoluto vaivén de emociones y escenas, con un ritmo ágil a la vez que instrospectivo, con una narración tan cuidada que te transporta, de la mano de Livia, hasta la costa cantábrica y con un final de infarto que te deja con lágrimas en los ojos y una sonrisa inmesa. Ya me pasó con Espérame en Nueva York, emocionarme a cada paso, y aquí, con una historia en apareciencia algo más sencilla explora multitud de sentimientos y decisiones, unas acertadas, otras no tanto, pero necesarias para la protagonista en cada momento.

Livia arranca esta historia cuando llega a Suances para pasar el mes previo al examen de la oposición que le dará una estabildiad más que ansiada a sus casi 30 años. Su situación es complciada, algo pasó hace seis años con su padre que la dejó en un estado de negación, abandonó su pasión por el surf y ha estado cuidando de su madre todo este tiempo. No dirías que es feliz pero no muestra un aspecto depresivo, al contrario, tiene empuje y un sentido del humor algo ácido pero no se planea revisar el pasado, ni siquiera sopersar el presente, solo mira hacia adelante, cueste lo que cueste.

Ha estudiado Derecho pero no podría decirse que es su vocación; ha ido encadenando trabajos en España y en Inglaterra, donde conoció a Marta, quien se convirtió en un gran apoyo y jugará aquí un papel fundamental. Le encanta leer y buscar canciones apropiadas que pongan bandan sonora a cada momento, detalles que le enseñó a amar su padre, como muchos otros, pero que ahora intenta apartar en cuanto se hacen presentes.Tiene una faceta oculta que solo enseñará a Sergio en el momento preciso y que se convertirá en una salvación cuando más lo necesite.

Así pues, lo que tenían que ser unas semanas de tranquilidad aislada de todo se convierten en todo lo contrario cuando entra en el apartamento un desconocido, con sus propias llaves y le dice que su madre se lo ha alquilado. El shock es tremendo, emocional el de Livia y literal el de Sergio porque está envuelta una plancha y grandes dosis de adrenalina, no te digo más.

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Sergio es un misterio buena parte de la novela. Un hombre atractivo, con un aura difícil de pasar por alto, instructor de surf pero que mantiene todo su pasado en secreto, ni siquiera dice a qué se ha dedicado hasta ahora. Lo único que sabe Livia de él es que tendrán que compartir espacio, que le atrae y que se lo pasan bien juntos. Deja caer aquí y allá frases que dejan entrever un profundo dolor por una traición y solo puedes conjeturar qué pasó para que llegara al momento en que se encuentra.

No hay aquí espacio para un desarrollo pausado, los secretos de ambos, que tan bien guardados creen que los tienen van a ir saliendo poco a poco a la luz, a veces por su propia decisión y otras en el momento más inoportuno. Para terminar de liarlo todo, Livia se reencuentra con Asier, un hombre que lo significó todo para ella desde bien joven y que ahora no sabe bien qué pasa con esos sentimientos que tuvo.

No quiero desvelarte mucho más de sus vidas pasadas, es importante dejarse llevar y descubrirlo cuando toque, pero sí te diré que la autora explora sentimientos profundos, la culpa, el perdón, la traición, desarrolla al máximo la atracción explosiva conjugada con el nacimiento de emociones profundas, ambas de la mano, que darán lugar a algo especial pero que quizá tengan que dejar reposar para que se convierta en permanente. Muchísimas escenas tiernas y decisivas: el velero, las frases cómplices, los gestos, los regalos tan significativos.

Los personajes secundarios aquí tendrán su papel acompañando a Livia, sobre todo, y siendo reflejo, en muchas ocasiones, de sus pensamientos y emociones: Violeta, su vecina y amiga de niña que es todo lo opuesto a lo que ella desearía, los antiguos amigos de cuando surfeaba, su familia, Marta. Todos ellos aportarán algo en el camino que tiene que recorrer para hacer frente a todo lo que esconde porque una cosa es apartar los problemas y otra muy diferente superarlos y avanzar sin lastre alguno.

Sin duda te lo recomiendo, pensarás en esta historia más tiempo del que te lleve leerla porque hay mucho que analizar, pasan muchas cosas y todas muy sentidas; los protagonistas están muy pensados, son complejos desde el principio hasta el final. Una opción que tendrás que incluir en tu lista de lecturas.

2 comentarios:

  1. ¡Hola! Me da la sensación de que es una historia tranquila y sensible. No la conocía pero me ha llamado la atención. Gracias por la reseña. ¡Besos!

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  2. ¡Hola!
    La verdad es que no me llama mucho el libro, quizá para un futuro termine de animarme. Gracias por la reseña. Me quedo aquí en tu blog :D
    Saludos infinitos.

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